jueves, 17 de junio de 2010

DANZA.

Cuando empiezo a escuchar la música del piano, cuando Karl me roza el interior del brazo con su mano y acerca su cuerpo contra el mío, mi mente pierde por completo el control sobre mi cuerpo. Dejo que mis pies lo lleven. Expresa libremente sentimientos y emociones a través de movimientos delicados y fluidos... Entonces es cuando mi mente reacciona, cuando empiezo a sentir la música dentro de mí, cuando empiezo a sonreir a la vez que bailo, cuando miro fijamente a los ojos azules de Karl y él me trata como una muñeca de porcelana, con delicadeza... Me encanta la danza, me hace sentir más femenina, me hace olvidarme de todo, adoro sentir que todo el peso de mi cuerpo esta sobre los dedos de mis pies aunque me duela, mi cuerpo se vuelve loco y yo dejo que se explaye libremente al compás de una mezcla de una canción de Jason Mraz hecha por mi profesor, dejo que Karl me alce hasta lo más alto con sus increíbles brazos... Parece mentira que, con tanto sufrimiento pasado, siga amando la danza, siga dando el 100% de mi en toda la clase, que siga escuchando órdenes de alguien que a veces, me hace perder el control, pero Karl, mi nueva pareja de baile, me ayuda a estar más tranquila aunque tengamos que hablar en inglés para entendernos, gracias a su metro noventa de estatura y a su cuerpo me siento más segura a la hora de hacer los portès y demás acrobacias del Ballet. Espero seguir disfrutando de él y de la danza por mucho mas tiempo...

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